sábado, 31 de marzo de 2018

El Sábado Santo es el día del ocultamiento de Dios - Benedicto XVI


VENERACIÓN DE LA SÁBANA SANTA
MEDITACIÓN DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Domingo 2 de mayo de 2010


Queridos amigos:

Este es un momento muy esperado para mí. En otras varias ocasiones he estado ante la Sábana Santa, pero ahora vivo esta peregrinación y este momento con particular intensidad: quizá porque el paso de los años me hace todavía más sensible al mensaje de este extraordinario icono; quizá, y diría sobre todo, porque estoy aquí como Sucesor de Pedro y traigo en mi corazón a toda la Iglesia, más aún, a toda la humanidad. Doy gracias a Dios por el don de esta peregrinación y también por la oportunidad de compartir con vosotros una breve meditación, que me ha sugerido el subtítulo de esta solemne ostensión: «El misterio del Sábado Santo».

Se puede decir que la Sábana Santa es el icono de este misterio, icono del Sábado Santo. De hecho, es una tela sepulcral, que envolvió el cadáver de un hombre crucificado y que corresponde en todo a lo que nos dicen los Evangelios sobre Jesús, quien, crucificado hacia mediodía, expiró sobre las tres de la tarde. Al caer la noche, dado que era la Parasceve, es decir, la víspera del sábado solemne de Pascua, José de Arimatea, un rico y autorizado miembro del Sanedrín, pidió valientemente a Poncio Pilato que le permitiera sepultar a Jesús en su sepulcro nuevo, que había mandado excavar en la roca a poca distancia del Gólgota. Obtenido el permiso, compró una sábana y, después de bajar el cuerpo de Jesús de la cruz, lo envolvió con aquel lienzo y lo depuso en aquella tumba (cf. Mc 15, 42-46). Así lo refiere el Evangelio de san Marcos y con él concuerdan los demás evangelistas. Desde ese momento, Jesús permaneció en el sepulcro hasta el alba del día después del sábado, y la Sábana Santa de Turín nos ofrece la imagen de cómo era su cuerpo depositado en el sepulcro durante ese tiempo, que cronológicamente fue breve (alrededor de día y medio), pero inmenso, infinito en su valor y significado.

sábado, 17 de marzo de 2018

Domingo V de cuaresma (ciclo b) Guión Litúrgico



Entrada:
Celebramos hoy el quinto domingo de Cuaresma. Estamos ya a las puertas de la Semana Santa. El Santo Sacrificio de la Misa es la actualización del Misterio Pascual completo: la pasión, muerte y resurrección del Señor. Participemos activamente en él porque esa será la mejor preparación para la Semana Santa que se acerca. Para iniciar esta celebración nos ponemos de pie y cantamos…

Domingo V de cuaresma (ciclo b) Catena Aurea



Juan 12, 20-33
Y había allí algunos gentiles de aquellos que habían subido a adorar en el día de la fiesta. Estos, pues, se llegaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaban diciendo: "Señor, queremos ver a Jesús". Vino Felipe y lo dijo a Andrés, y Andrés y Felipe lo dijeron a Jesús. Y Jesús les respondió diciendo: "Viene la hora en que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo, que si el grano de trigo, que cae en la tierra, no muriese, él solo queda; mas si muriese, mucho fruto lleva. Quien ama su alma, la perderá; y quien aborrece su alma en este mundo, para vida eterna la guarda. Si alguno me sirve, sígame; y en donde yo estoy, allí también estará mi ministro. Y si alguno me sirviese, le honrará mi Padre".
"Ahora mi alma está turbada. ¿Y qué diré? Padre, sálvame de esta hora. Mas por eso he venido a esta hora. Padre, glorifica tu nombre". Entonces vino una voz del cielo que dijo: "Yo lo he glorificado, y otra vez lo glorificaré". Las gentes que estaban allí, cuando oyeron la voz, decían que había sido un trueno. Otros decían: "Un ángel le ha hablado". Respondió Jesús, y dijo: "No ha venido esta voz por mi causa, sino por causa de vosotros. Ahora es el juicio del mundo; ahora será lanzado fuera el príncipe de este mundo. Y si yo fuere alzado de la tierra, todo lo atraeré a mí mismo". (Y decía esto para mostrar de qué muerte había de morir).
 
Beda.
El templo del Señor, construido en Jerusalén, era tan celebrado, que en los días de fiesta concurrían a él no solamente los vecinos, sino otras muchas gentes de lejanos países, como se lee en los Hechos de los Apóstoles del eunuco de Candace, reina de los etíopes. En fuerza de tal costumbre, habían venido aquí para adorar los gentiles de que nos ocupamos. "Y había allí algunos gentiles de aquellos que habían subido a adorar en el día de la fiesta". 

Crisóstomo In Ioannem hom., 65.
De los que estaban dispuestos a hacerse luego sus prosélitos. Y así, habiendo oído hablar de Cristo, quieren verlo. "Estos, pues, se llegaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaban diciendo: Señor, queremos ver a Jesús".

San Agustín In Ioannem tract., 51.
He aquí que los judíos quieren matarlo, y los gentiles lo quieren ver. Pero, por otra parte, de entre los judíos eran los que clamaban ( Jn 12,13): "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!". Los unos se han sujetado a la ley de la circuncisión, los otros son incircuncisos. Son como dos murallas de distinto origen y que vienen a reunirse por un ósculo de paz en la misma fe de Cristo.
"Vino Felipe y le dijo a Andrés". 

domingo, 11 de marzo de 2018

En este tiempo de Cuaresma, es importante reflexionar sobre la parábola del rico epulón y de Lázaro - San Juan Pablo II


MENSAJE DEL PAPA
SAN JUAN PABLO II
PARA LA CUARESMA DE 1991



Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

La Encíclica Rerum novarum de Leon XIII, cuyo centenario se está conmemorando, ha abierto un nuevo capítulo en la doctrina social de la Iglesia. Una constante de esta enseñanza es la firme invitación al compromiso solidario, encaminado a superar la pobreza y el subdesarrollo en que viven millones de seres humanos.

Aunque los bienes de la creación estén destinados a todos, hoy una gran parte de la humanidad está sufriendo todavía el peso intolerable de la miseria. En esta situación son necesarias una caridad y una solidaridad concretas, como lo he afirmado en la Encíclica Sollicitudo rei socialis, señalando cuán urgente sea dedicarse al bien de los demás y estar dispuestos a olvidarse de sí mismos – según el evangelio – para servir a los demás en vez de explotarlos en beneficio propio.

1. En este tiempo de Cuaresma volvemos a dirigirnos a Dios rico en misericordia, fuente de todo buen para pedirle que cure nuestro egoísmo, nos dé un corazón nuevo y un espíritu nuevo.

La Cuaresma y el tiempo pascual nos sitúan ante la actitud de total identificación de Nuestro Señor Jesucristo con los pobres. El Hijo de Dios, que se hizo pobre por amor nuestro, se identifica con aquellos que sufren, lo cual está expresado claramente en sus propias palabras: «Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25, 40).

sábado, 10 de marzo de 2018

Encíclica Sapientiae Christianae sobre los deberes de los ciudadanos cristianos - León XIII


S.S. León XIII
Encíclica Sapientiae Christianae
sobre los deberes de los ciudadanos cristianos
10 de enero de 1890

“Ceder el puesto al enemigo, o callar cuando de todas partes se levanta incesante clamoreo para oprimir a la verdad, propio es, o de hombre cobarde, o de quien duda estar en posesión de las verdades que profesa. Lo uno y lo otro es vergonzoso e injurioso a Dios; lo uno y lo otro, contrario a la salvación del individuo y de la sociedad: ello aprovecha únicamente a los enemigos del nombre cristiano, porque la cobardía de los buenos fomenta la audacia de los malos.” N.18



Progreso material, retroceso espiritual - Deberes de los cristianos - Amor a la patria - Dos patrias - Deberes contra los enemigos de la Iglesia - Propagar el Evangelio - Lucha, unida - Unidad y disciplina - Obediencia a la Iglesia - Doctrina político–religiosa - Iglesia, y partidos - Iglesia, y sociedad civil - Timidez y temeridad, en política - Sumisión, obediencia y moralidad - Deber de la caridad - Derechos de los padres

Introducción

1. Cada día se deja sentir más y más la necesidad de recordar los preceptos de cristiana sabiduría, para en todo conformar a ellos la vida, costumbres e instituciones de los pueblos. Porque, postergados estos preceptos, se ha seguido tal diluvio de males, que ningún hombre cuerdo puede, sin angustiosa preocupación, sobrellevar los actuales ni contemplar sin pavor los que están por venir. Y a la verdad, en lo tocante a los bienes del cuerpo y exteriores al hombre, se ha progresado bastante; pero cuanto cae bajo la acción de los sentidos, la robustez de fuerzas, la abundancia grande de riquezas, si bien proporcionan comodidades, aumentando las delicias de la vida, de ningún modo satisfacen al alma, creada para cosas más altas y nobles. Tener la mirada puesta en Dios y dirigirse a Él, es la ley suprema de la vida del hombre, el cual, creado a imagen y semejanza de su Hacedor, por su propia naturaleza es poderosamente estimulado a poseerlo. Pero a Dios no se acerca el hombre por movimiento corporal, sino por la inteligencia y la voluntad, que son movimientos del alma. Porque Dios es la primera y suma verdad; es asimismo la santidad perfecta y el bien sumo, al cual la voluntad sólo puede aspirar y acercarse guiada por la virtud.

Progreso material, retroceso espiritual

Abrir totalmente la mente y el corazón para escuchar la voz del Señor que invita a volver a Él en novedad de vida, y a ser cada vez más sensibles a los sufrimientos de quienes nos rodean - San Juan Pablo II


MENSAJE DEL PAPA
 SAN JUAN JUAN PABLO II
PARA LA CUARESMA DE 1990



Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

1. Como cada año, al acercarse la Cuaresma, se me ofrece la ocasión de dirigirme a vosotros para invitaros a sacar provecho de este momento favorable, de este «tiempo de salvación» (cf. 2 Cor 6, 2) para que sea vivido por todos intensamente en su doble dimensión de conversión a Dios y de amor a los hermanos. La Cuaresma, en efecto, nos invita a abrir totalmente la mente y el corazón para escuchar la voz del Señor que invita a volver a Él en novedad de vida, y a ser cada vez más sensibles a los sufrimientos de quienes nos rodean.

Este año quisiera proponer, con especial empeño, a la común reflexión el problema de los refugiados y exiliados. En efecto, su enorme y creciente número constituye una dolorosa realidad en el mundo en el cual vivimos, y no se limita solamente a algunas regiones, sino que se ha extendido ahora a casi todos los continentes.

Domingo IV de cuaresma (ciclo b) Catena Aurea


Juan 3, 14-21
"Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que sea levantado el Hijo del hombre: para que todo aquél que cree en El no perezca, sino que tenga vida eterna".
"Porque de tal manera amó Dios el mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que todo aquél que cree en El no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque no envió Dios su Hijo al mundo para juzgarle, sino para que el mundo se salve por El. Quien en El cree, no es juzgado: mas el que no cree, ya ha sido juzgado, porque no cree en el nombre del Unigénito Hijo de Dios".
"Mas este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo hombre que obra mal, aborrece la luz, y no viene a la luz para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que obra verdad, viene a la luz para que parezcan sus obras, porque son hechas en Dios". 



Crisóstomo, ut supra
Como había explicado el beneficio del bautismo, ahora aduce su causa, esto es, su cruz, diciendo: "Y como Moisés levantó la serpiente", etc. 

Beda
El Señor invita con estas palabras al maestro de la Ley mosaica a que comprenda su sentido espiritual, recordándole la historia antigua, y demostrándole que ésta era figura de su pasión y de la salvación humana. 

San Agustín, De peccat. mer. et remiss. cap. 32
Muchos morían en el desierto por las mordeduras de las serpientes. Y por ello Moisés, por orden de Dios, levantó en alto una serpiente de bronce en el desierto; cuantos miraban a ésta, quedaban curados en el acto. La serpiente levantada representa la muerte de Cristo, de la misma manera que el efecto se significa por la causa eficiente. La muerte había venido por medio de la serpiente, la que indujo al hombre al pecado por el cual había de morir; mas el Señor, aun cuando en su carne no había recibido el pecado, que era como el veneno de la serpiente, había recibido la muerte, para que hubiese pena sin culpa en la semejanza de la carne del pecado, por lo cual en esta misma carne se paga la pena y la culpa.

Domingo IV de cuaresma (ciclo b) Guión Litúrgico




Entrada:
Celebramos hoy el cuarto domingo de Cuaresma, llamado Domingo de Laetare  por las primeras palabras del Introito de la Misa, “Laetare Jerusalem” -“Alégrate, oh, Jerusalén” La celebración del Misterio Pascual se acerca. Nuestras almas deben prepararse para la celebración de la Pascua. El mejor modo de hacerlo es participar digna y activamente de este sacrificio de la Santa Misa. Unámonos, entonces, con todo nuestro ser al sacrificio redentor de Cristo. Para iniciar esta celebración nos ponemos de pie y cantamos…

viernes, 9 de marzo de 2018

El ayuno generoso y voluntario de los que siempre poseéis el alimento os permitirá compartir la privación con tantos otros que carecen de él - San Juan Pablo II


MENSAJE DEL PAPA
SAN JUAN PABLO II
PARA LA CUARESMA DE 1989


  
«El pan nuestro de cada día, dánosle hoy» (Mt 6, 11). Con esta petición se inicia la segunda parte de la oración que Jesús mismo enseñó a sus discípulos y que todos los cristianos repetimos fervorosamente cada día.

De labios de todos los hombres y mujeres de las distintas razas humanas que componen la gran comunidad cristiana, brota armoniosamente esta súplica al Padre que está en los cielos con diferente entonación, pues son muchos los pueblos que más que una súplica serena y confiada, están lanzando un grito de angustia y dolor porque no han podido satisfacer el hambre física por carecer realmente de los alimentos necesarios.

jueves, 8 de marzo de 2018

La Iglesia propone el estudio teológico de la cuestión de la mujer a la luz del designio amoroso de Dios - Mons. Juan Antonio Reig Pla


La propuesta de la Iglesia Católica: 
«una teología de la mujer»

Mons. Juan Antonio Reig Pla
Obispo de Alcalá de Henares


La Iglesia desea profundizar sobre la vocación de la mujer en la Iglesia y en la sociedad.

El Beato Juan XXIII, el «Papa bueno» que convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II, dedicó hermosas palabras a la mujer [1] reflexionando sobre la necesidad de profundizar sobre «aquella contribución que la sociedad y la Iglesia esperan de ella. De aquí la urgencia de buscar soluciones nuevas, con objeto de lograr un orden y un equilibrio más conveniente a la dignidad humana y cristiana de la mujer» [2]. Por su parte el Concilio, con ocasión de su clausura, dirigió un bello Mensaje a las mujeres en el que afirmaba: «Llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud» [3]. Posteriormente el Papa Pablo VI en un discurso afirmaba: «En efecto, en el cristianismo, más que en cualquier otra religión, la mujer tiene desde los orígenes un estatuto especial de dignidad, del cual el Nuevo Testamento da testimonio en no pocos de sus importantes aspectos (...); es evidente que la mujer está llamada a formar parte de la estructura viva y operante del Cristianismo de un modo tan prominente que acaso no se hayan todavía puesto en evidencia todas sus virtualidades» [4].  También el Beato Juan Pablo II mostraba esta inquietud en 1988: «la mujer está llamada a ejercitar sus propios «dones»: en primer lugar, el don de su misma dignidad personal, mediante la palabra y el testimonio de vida; y después los dones relacionados con su vocación femenina» [5].

Todo debe hacerse con  fidelidad a la Sagrada Escritura, a la Tradición y al Magisterio

miércoles, 7 de marzo de 2018

Cosas Católicas 18 - Los Ídolos


¿Los ídolos todavía existen en nuestros tiempos? 
¿Tienes un ídolillo o dos por allí?

Dejaros llevar por el Espíritu de Dios, que es capaz de romper las cadenas del egoísmo y del pecado - San Juan Pablo II


MENSAJE DEL PAPA
SAN JUAN PABLO II
PARA LA CUARESMA DE 1988


Amados hermanos y hermanas en Cristo:

Con gozo y esperanza quisiera, por medio de este Mensaje de Cuaresma, exhortaros a la penitencia, que producirá en vosotros abundantes frutos espirituales para una vida cristiana más dinámica y una caridad más efectiva.

El tiempo de Cuaresma, que marca profundamente la vida de todas las comunidades cristianas, favorece el espíritu de recogimiento, de oración, de escucha de la Palabra de Dios; estimula la respuesta pronta y generosa a la invitación que hace el Señor por medio del Profeta: «el ayuno que yo quiero es éste: partir tu pan con el que tiene hambre, dar hospedaje a los pobres que no tienen techo... Entonces clamarás al Señor y él te responderá, gritarás y él te dirá: aquí estoy» (Is 58, 6.7.9).

La Cuaresma de 1988 se desarrolla en el contexto del Año mariano, y en los umbrales del tercer milenio del nacimiento de Jesús, el Salvador.

Contemplando la maternidad divina de María, que llevó en su seno virginal al Hijo de Dios y cuidó con especial solicitud la infancia de Jesús, me viene a la mente el drama doloroso de tantas madres que ven frustradas sus esperanzas y alegrías por la temprana muerte de sus hijos.

martes, 6 de marzo de 2018

Tiempo de la conversión, tiempo de la Verdad que nos «hará libres» - San Juan Pablo II


MENSAJE DEL PAPA
SAN JUAN PABLO II
PARA LA CUARESMA DE 1987



Amadísimos hermanos y hermanas en Cristo:

«A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada» (Lc 1, 53).

Estas palabras que la Virgen María pronunció en su Magníficat son a la vez una alabanza a Dios Padre y una llamada que cada uno de nosotros debe acoger en su corazón y meditar en este tiempo de Cuaresma.

Tiempo de la conversión, tiempo de la Verdad que nos «hará libres» (Jn 8, 32), porque no podemos engañar a aquél que escruta «corazones y entrañas» (Sal 7, 10). Ante Dios nuestro Creador, ante Cristo nuestro Redentor, ¿de qué podemos estar orgullosos? ¿Qué riquezas o qué talentos podrían darnos alguna superioridad?

María nos enseña las verdaderas riquezas, las que no pasan, las que vienen de Dio. Nosotros debemos desearlas, tener hambre de ellas, abandonar todo lo que es ficticio y pasajero, para recibir estos bienes y recibirlos en abundancia. Convirtámonos; abandonemos la vieja levadura (cf. 1 Cor 5, 6) del orgullo y de todo lo que lleva a la injusticia, al menosprecio, al afán de poseer nosotros dinero y poder.

100 cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vida humana y la actitud de los católicos Comíté para la Densa de la Vida - Conferencia Episcopal Española


Conferencia Episcopal Española
Comité para la Defensa de la Vida


Madrid, 25 de marzo de 1991


PRESENTACIÓN
INTRODUCCIÓN
I. EL ABORTO Y EL ORIGEN DE LA VIDA
ll. CÓMO SE PRACTICA EL ABORTO
III  LAS LEYES SOBRE EL ABORTO
IV. EXIGENCIAS ÉTICAS DEL ESTADO
V.   LOS CATÓLICOS ANTE EL ABORTO



PRESENTACIÓN

El Comité Episcopal para la Defensa de la Vida, dependiente de la Conferencia Episcopal Española, presenta con éste, el primero de una serie de trabajos que se propone editar, relacionados con el valor y la dignidad de la vida humana, y con la consideración que debe merecer por parte de las personas, las instituciones, los poderes públicos y la propia legislación.

Esta colección de trabajos que ahora se inicia, nace con la doble vocación del rigor técnico y científico, por una parte, y de la accesibilidad y la sencillez de exposición, por otra. En la ocasión presente se trata de ofrecer al lector una información básica, unos criterios sólidos y una panorámica lo más amplia posible sobre el fenómeno del aborto provocado, su realidad biológica, tratamiento legal, consideración social y sus aspectos ético-morales. No se pretende, desde luego, agotar la cuestión con las páginas que siguen, pero sí se aspira a que lo que en ellas se contiene constituya una base mínima y segura sobre la que establecer los criterios fundamentales en torno a asunto tan controvertido.

Para la elaboración de este texto han intervenido en estrecha colaboración con los Obispos miembros del Comité Episcopal, por una parte, personas especializadas en diversos campos de la investigación y el estudio: médicos, biólogos, biopatólogos y farmacéuticos; y por otra, teólogos, moralistas, juristas, sociólogos, psicólogos y periodistas. Todos ellos han contribuido, con sus sugerencias, sus conocimientos, su experiencia y su presencia en las múltiples reuniones de trabajo, al resultado final, que es el texto que el lector tiene en su mano.

No es, desde luego, este trabajo el primero que el Episcopado español ofrece sobre esta cuestión a nuestra sociedad; hay que recordar, por ejemplo, la nota de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, de 5 de Octubre de 1974, en la que se abordan los aspectos pastorales del problema, y la documentación sobre "La vida y el Aborto", de 31 de mayo de 1983, preparada por la misma Comisión Episcopal para la 51 Reunión del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española, en la que se tratan aspectos jurídicos y morales de la cuestión, y se dan recomendaciones pastorales a gobernantes y legisladores, a los creyentes, a médicos y personal sanitario, y a sacerdotes y agentes de Pastoral.

lunes, 5 de marzo de 2018

La caridad no vacila, porque es la expresión de nuestra fe - San Juan Pablo II


MENSAJE DEL PAPA
SAN JUAN PABLO II
PARA LA CUARESMA DE 1986


Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

El Evangelio nos da la ley de la caridad, muy bien definida por las palabras y ejemplos constantes de Cristo, el buen Samaritano. Él nos pide que amemos a Dios y a todos nuestros hermanos, sobre todo los más necesitados. La caridad, en verdad, nos purifica de nuestro egoísmo; derriba las murallas de nuestro aislamiento; abre los ojos y hace descubrir al prójimo que está a nuestro lado, al que está lejos y a toda la humanidad. La caridad es exigente pero confortadora, porque es el cumplimento de nuestra vocación cristiana fundamental y nos hace participar en el Amor del Señor.

Nuestra época, como todas, es la de la caridad. Ciertamente, las ocasiones para vivir esta caridad no faltan. Cada día, los medios de comunicación social embargan nuestros ojos y nuestro corazón, haciéndonos comprender las llamadas angustiosas y urgentes de millones de hermanos nuestros menos afortunados, perjudicados por algún desastre, natural o de origen humano; son hermanos que están hambrientos, heridos en su cuerpo o en su espíritu, enfermos, desposeídos, refugiados, marginados, desprovistos de toda ayuda; ellos levantan los brazos hacia nosotros, cristianos, que queremos vivir el Evangelio y el grande y único mandamiento del Amor.

sábado, 3 de marzo de 2018

Domingo III de cuaresma (ciclo b) - Catena aurea


Juan 2,13-25
 Y estaba cerca la Pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
Y halló en el templo vendiendo bueyes y ovejas y palomas, y a los cambistas sentados. Y haciendo de cuerdas como un azote, los echó a todos del templo, y las ovejas y los bueyes, y arrojó por tierra el dinero de los cambistas, y derribó las mesas. Y dijo a los que vendían palomas: "Quitad esto de aquí, y la casa de mi Padre no la hagáis casa de tráfico". Y se acordaron los discípulos que está escrito: El celo de tu casa me comió.
Y los judíos le respondieron, y dijeron: "¿Qué señal nos muestras de que haces estas cosas?" Jesús les respondió, y dijo: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré". Los judíos le dijeron: "¿En cuarenta y seis años fue hecho este templo, y tú lo levantarás en tres días?" Mas El hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, se acordaron sus discípulos que por esto lo decía, y creyeron a la Escritura y a la palabra que dijo Jesús.
Y estando en Jerusalén en el día solemne de la Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los milagros que hacía. Mas el mismo Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos. Y porque El no había menester que alguno le diese testimonio del hombre; porque sabía por sí mismo lo que había en el hombre.


Orígenes, in Ioannem, tom. 10
¿Y qué se propone al añadir de los judíos? No que la solemnidad de la Pascua se celebrara en algún otro pueblo. Acaso quería manifestar la diferencia que hay entre la Pascua de los hombres, esto es, la de aquéllos que no la celebran conforme a la voluntad o propósito de la Sagrada Escritura, y la Pascua divina o verdadera, que se verifica en espíritu y en verdad. Y para distinguir la divina, dice: de los judíos.
Prosigue: "Y subió a Jerusalén". 

Alcuino
Leemos dos veces en el Evangelio que Jesús subió a Jerusalén: una en el primer año de su predicación, cuando San Juan no había aún sido llevado a la cárcel; de esta subida es de la que se habla aquí. Y otra en el año en que padeció. El Señor nos dio ejemplo respecto del gran cuidado que debemos tener acerca del cumplimiento de los preceptos divinos. Porque si el mismo Hijo de Dios cumplía los preceptos de la Ley, dictada por sí mismo, celebrando las solemnidades con los demás hombres, ¿con cuánto cuidado no deben prepararse y celebrar con buenas obras estas mismas solemnidades, aquellos que únicamente son siervos de Dios? 

viernes, 2 de marzo de 2018

Domingo III de cuaresma (ciclo b) Guión litúrgico



Entrada:
En nuestro camino cuaresmal recordamos que la Pasión del Señor es el don más grande que Dios ha hecho al hombre. El perdón de los pecados es algo grande, pero más grande es todavía que haya tenido lugar mediante su propia Sangre. Participemos con devoción en esta Eucaristía que actualiza el sacrificio redentor. Para iniciar la celebración nos ponemos de pie y cantamos…

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