viernes, 12 de mayo de 2017

Las apariciones en Fátima narradas por la Hermana Lucía


Primera aparición del Ángel
Lugar: Loca do Cabeço, Pregonero en los Valinhos
Fecha: Primavera de 1916
«– ¡No temáis! Soy en Ángel de la Paz. Orad conmigo.
Y arrodillándose en la tierra, dobló la frente hasta el suelo. Llevados por un movimiento sobrenatural, lo imitamos y repetimos las palabras que le oíamos pronunciar:
– Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
Después de repetir esto tres veces, se levanta y dice:
– Orad así. Los corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras súplicas»
Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 169 (IV Memória). Cf. também Memórias da Irmã Lúcia I, p. 77-78 (II Memória).

Segunda aparición del Ángel

Lugar: Quintal de la casa de Lucía, al lado del Pozo do Arneiro
Fecha: Verano de 1916
«– ¿Qué hacéis? ¡Orad! ¡Orad mucho! Los corazones de Jesús y María tiene sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios.
– ¿Cómo nos tenemos que sacrificar? – pregunté.
– De todo lo que puedas, ofrece un sacrificio en acto de reparación por los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores. Atrae, así, la paz sobre tu Patria. Yo soy el Ángel de su guarda, el Ángel de Portugal. Sobre todo aceptad y soportad con sumisión el sufrimiento que el Señor os envía».
Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010 p. 170 (IV Memória).

Tercera aparición del Ángel

Lugar: Loca do Cabeço,
Fecha: Otoño de 1916
«[...] trayendo en la mano un caliz y sobre el una Hostia, de la cual cayeron, dentro del cáliz, algunas gotas de sangre. Dejando el cáliz y la Hostia suspendidos en el aire, se postró por tierra y repitió tres veces la oración:
– Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que El es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.
Después, levantándose, tomó de nuevo el cáliz y la Hostia y me dio la Hostia a mi y lo que contenía el cáliz se lo dió a beber a Jacinta y a Francisco, diciendo al mismo tiempo:
– Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crimenes y consolad a vuestro Dios.
De nuevo se postró por tierra y repetió con nosotros tres veces más la misma oración:
– Santísima Trinidad... etc.»
Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 170-171 (IV Memória)

Primera aparición de Nuestra Señora

Lugar: Cova da Iria.
Fecha: 13 de Mayo de 1917
«– ¡No tengáis miedo! ¡Yo no os voy a hacer daño!
– ¿De dónde es usted? – le pregunté.
– Soy del Cielo.
– ¿Y qué es lo que usted me quiere?
– Vine a pediros que vengáis aquí, seis meses seguidos, el día 13 a esta misma hora. Después diré quién soy y lo que quiero. Después volveré aquí una séptima vez.
[– ¿Usted me sabe decir si la guerra aún durará mucho tiempo o se acabará en breve?]
– No te lo puedo decir aún, mientras no te diga también lo que quiero.
– ¿Y yo también voy a ir al Cielo?
– Sí, irás.
– ¿Y Jacinta?
– También.
– ¿Y Francisco?
– También, pero tiene que rezar muchos rosarios.
[...]
– ¿Y Maria das Neves ya está en el Cielo?
– Sí, está.
– ¿Y Amélia?
– Estará en el purgatorio hasta el fin del mundo.
[...]
– ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él os quiera enviar, en acto de reparación por los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?
– ¡Sí, queremos!
– Vais, pues, a tener que sufrir mucho, pero la gracia de Dios será vuestro consuelo.
Fue al pronunciar estas últimas palabras (la gracia de Dios, etc.) cuando abrió por primera vez las manos, comunicándonos una luz tan intensa, que expedía de ellas como un gran reflejo, que penetrándonos en el pecho y en lo más íntimo del alma, nos hacía ver a nosotros mismos en Dios, que era esa luz, más claramente de lo que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces por un impulso íntimo también comunicado, caímos de rodillas y repetíamos íntimamente:
– ¡Oh Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento!
Pasados los primeros momentos, Nuestra Señora agregó:
– Recen el Rosario todos los días, para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra.»
Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 172-173 (IV Memória); a secção entre parênteses retos pertence ao interrogatório do pároco aos videntes, em 27 de maio de 1917, em Documentação Crítica de Fátima, vol. I. Fátima: Santuário de Fátima, 1992, p. 9.


 

Segunda aparición de Nuestra Señora

Lugar: Cova da Iria,
Fecha: 13 de Junio de 1917
Personas presentes: 50 a 60 personas

«– ¿Usted qué es lo que me quiere? – pregunté.
– Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario y que aprendan a leer. Después diré lo que quiero.
Pedí la cura para un enfermo.
– Si se convierte, se curará durante el año.
– Quería pedirle que nos llevara para el Cielo.
– Sí; Jacinta y Francisco me los llevo en breve. Pero tú quedas aquí algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. [A quien la abrace, promete la salvación; y serán queridas de Dios estas almas, como flores puestas por Mi adornando su Trono].
– ¿Quedo aquí solita? – pregunté, con pena.
– No, hija. ¿Y tú sufres mucho? No desanimes. Yo nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios.
Fue en el momento en el que dijo estas últimas palabras cuando abrió las manos y nos comunicó, por segunda vez, el reflejo de esa luz inmensa. En ella nos veíamos como sumergidos en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de esa luz que se elevaba hacia el Cielo y yo en la que se esparcía sobre la tierra. Enfrente de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora, estaba un corazón rodeado de espinas que parecían estar clavados. Comprendimos que era el Inmaculado Corazón de María, ultrajado por los pecados de la humandiad, que quería reparación.»
Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 175-176 (IV Memória); a secção entre parênteses retos inclui o acréscimo indicado pela Irmã Lúcia na sua carta de Tuy de 17 de dezembro de 1927: cf. Memórias da Irmã Lúcia I, p. 175, nota 14.

Tercera aparición de Nuestra Señora

Lugar: Cova da Iria
Fecha: 13 de Julio de 1917
Personas presentes: entre 4.000-5.000 ó 2.000-3.000
«– ¿Usted que es lo que me quiere?
– Quiero que vengan aquí el día 13 del mes que viene, que continúen rezando el rosario todos los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque solo Ella os puede ayudar.
– Quería pedirle que nos dijera quién es, y que haga un milagro para que todos crean que usted se nos aparece.
– Continúen viniendo aquí todos los meses. En octubre diré quién soy, lo qué quiero, y haré un milagro que todos podrán ver, para creer.
[– Tengo aquí una petición para que usted convierta a una mujer de Pedrógão y una de Fátima y mejore a un niño de Moita.
Ella dijo que las convertía y mejoraba en un año.]
– Santificáos por los pecadores y decid muchas veces y en especial cuando hagáis algún sacrificio: "Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María".
Al decir estas últimas palabras, abrió de nuevo las manos, como en los dos meses anteriores.
El reflejo pareció penetar en la tierra y vimos como un gran mar de fuego. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fueses brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían junto con nubes de humo, cayendo por todos los lados, semejante al caer de las chispas en los grandes (incendios), sin peso ni equilibiro, entre giros y gemidos de dolor y deseperanza que horrorizaba y hacía estremecer de pavor (¡debió ser al enfrentarme con esta imagen que di ese grito ahi! Dicen haberme oido). Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como carbones negros en la brasa. Asustados y como pidiendo socorro, levantamos las vista hacia Nuestra Señora, que nos dijo con bondad y tristeza:
– Vísteis el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os diga, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero, si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo de sus crímenes, por medio de la guerra, de hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
Para impedirla vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados. Si atienden mis peticiones, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la Fe.
{Después de las dos partes que ya expuse, vimos en el lado izquierdo de Nuestra Señora, un poco más alto, un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; al brillar, despedía llamas que parecían que iban a incendiar al mundo; pero se apagaban con el contacto del brillo que de la mano derecha expedía Nuestra Señora a su encuentro: el Ángel apuntando con la mano derecha hacia la tierra, con voz fuerte dijo: "¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!" Y vimos en una luz inmensa que es Dios algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando le pasa por delante un Obispo vestido de Blanco; tuvimos el presentimiento de que era el Santo Padre. Varios otros Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas subir una escabrosa montaña, en lo alto de la cual estaba una gran Cruz de troncos toscos como si fueran de corcho con la cáscara; el Santo Padre, antes de llegar ahí, atravesó una gran ciudad medio en ruinas, y medio tambaleante, con andar vacilante, desconsolado de dolor y pena, iba orando por las almas de los cadáveres que se encontraba por el camino; llegando a lo alto del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz, fue asesinado por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros y flechas, y así mismo fueron muriendo unos tras otros los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y varias personas seglares, caballeros y señoras de varias clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz estaban dos Ángeles cada uno con una regadera de cristal en la mano, en ellas recogían la sangre de los mártires y con ella regaban las almas que se aproximaban a Dios.}
Esto no se lo digáis a nadie. A Fracisco, sí, podéis decírselo.
Cuando rezáis el rosario, decid después de cada misterio: "Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas".
Se siguió un instante de silencio y pregunté:
– ¿Usted no me quiere nada más?
– No. Hoy no quiero nada más.»
Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 176-177 (IV Memória); a secção entre parênteses retos consta do interrogatório do pároco, de 14 de julho de 1917, em Documentação Crítica de Fátima, vol. I. Fátima: Santuário de Fátima, 1992, p 13-15; a secção entre chavetas constitui a célebre terceira parte do segredo de Fátima (Memórias da Irmã Lúcia I, p. 213).

Cuarta aparición de Nuestra Señora

Lugar: Valinhos
Fecha: 19 de Agosto de 1917
Personas presentes (el día 13): entre 15.000-18.000, aunque algunos escritos hablan de apenas 5.000
«– ¿Qué es lo que usted me quiere?
– Quiero que continuéis yendo a Cova de Iria el día 13, que continuéis rezando el rosario todos los días. En el último mes, haré un milagro para que todos crean. [Si no hubiesen hablado contigo hacia la Aldea el Milagro sería más conocido; vendría San José con el Niño Jesús para dar la paz al mundo y vendría Nuestro Señor a bendecir al pueblo, venía Nuestra Señora del Rosario con un Ángel de cada lado y Nuestra Señora con un arco de flores alrededor.]
– ¿Qué es lo que usted quiere que se haga con el dinero que el pueblo deja en Cova de Iria?
– Hagan dos andas: una llévala tú con Jacinta y otras dos niñas, vestidas de blanco; la otra la lleva Francisco con tres niños. El dinero de las andas es para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y lo que sobre es para la ayuda de una capilla que mandaré construir.
– Quería pedirle la cura de algunos enfermos.
– Sí, a algunos curaré durante el año.
Y tomando un aspecto más triste:
– Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, que van muchas almas al infierno por no haber quién se sacrifique y pida por ellas.»
Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 178-179 (IV Memória); a secção entre parênteses retos consta do interrogatório do pároco, de 27 de agosto de 1917, em Documentação Crítica de Fátima, vol. I. Fátima: Santuário de Fátima, 1992, p. 17.

Quinta aparición de Nuestra Señora

Lugar: Cova da Iria,
Fecha: 13 de Septiembre de 1917
Personas presentes: entre 20.000-30.000
«– Continúen rezando el rosario a Nuestra Señora del Rosario, todos los días, [que tape ella la guerra] para alcanzar el fin de la guerra, [que la guerra está acabando]. En octubre vendrá también Nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, S. José con el Niño Jesús para bendecir al Mundo. Dios está contento con vuestros sacrificios, pero no quiere que durmáis con la cuerda; traerla solo durante el día.
– Me han hecho muchas peticiones para que le pida muchas cosas: la cura de algunos enfermos, de un sordomudo.
– A algunos curaré, a otros no, [porque Nuestro Señor no quiere creer en ellos]. En octubre haré el milagro para que todos crean.
[– El pueblo quiere mucho una capilla aquí.
– [De] la mitad del dinero que junten hasta hoy hagan dos andas y donénlos a la Señora del Rosario; la otra mitad que sea para la ayuda de la capilla.
Le ofrecí dos cartas y un bote con agua de colonia.
– Me dieron esto, si usted lo quiere.
– Eso no es conveniente para llevar al Cielo.]»
Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 179 (IV Memória); as secções entre parênteses retos constam do interrogatório do pároco, de 15 de setembro de 1917, em Documentação Crítica de Fátima, vol. I. Fátima: Santuário de Fátima, 1992, p. 21-22.

Sexta aparición de Nuestra Señora

Lugar: Cova da Iria,
Fecha: 13 de Octubre de 1917
Personas presentes: entre 50.000-70.000
«– ¿Qué es los que usted me quiere?
– Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honor, que soy la Señora del Rosario, que continúen siempre rezando el Rosario todos los días. La guerra va a acabar [aún hoy] y los militares volverán en breve para sus casas.
– Yo tenía muchas cosas para pedirle: si curaba a unos enfermos y si convertía a unos pecadores, etc
– A unos sí, a otros no. Es necesario que se enmienden, que pidan perdón por sus pecados.
Y tomando un aspecto más triste:
– ¡No ofendan más a Nuestro Señor que ya está muy ofendido! {Si el pueblo se enmienda, acaba la guerra y, si no se enmienda, acaba el mundo.}
[– ¿Aún me quiere alguna cosa más?
– Ya no quiero nada más.]
Y, abriendo las manos, las hizo reflejar en el Sol. Y mientras se elevaba, continuaba la reflejo de su propia luz proyectando en el Sol.
[...]
Desaparecida Nuestra Señora en la inmensa distancia del firmamento, vimos, al lado del sol, a S. José con el Niño y Nuestra Señora vestida de blanco, con un manto azul. San José con el Niño parecían bendecir al Mundo, con los gestos que hacían con la mano en forma de cruz. Poco después, desvanecida esta aparición, vi a Nuestro Señor y a Nuestra Señora que me hacía pensar que se trataba de Nuestra Señora de los Dolores. Nuestro Señor parecía bendecir al mundo de la misma manera que San José. Se desvaneció esta aparición y me pareció ver aún a Nuestra Señora en la forma de Nuestra Señora del Carmen.»
Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 180-181 (IV Memória); a secção entre parênteses retos consta do interrogatório do pároco, de 16 de outubro de 1917, em Documentação Crítica de Fátima, vol. I. Fátima: Santuário de Fátima, 1992, p. 24, e a secção entre chavetas do interrogatório do Dr. Formigão, em Documentação Crítica de Fátima, vol. I, p. 142.


Séptima aparición de Nuestra Señora

Lugar: Cova da Iria,
Fecha: 15 de Junio de 1921
Contexto: Víspera de la salida de Lucía hacia el asilo de Vilar
D. José se encontró por primera vez con Lucía alrededor de 1920-1921, y la interrogó acerca de los acontecimientos. Le propuso abandonar Fátima para ir a Porto, porque allá aún no era conocida.
Del diario de la Hermana Lucía:
«De nuevo, en Fátima, guardé inviolable mi secreto. Pero la alegría que sentí al despedirme del Señor Obispo, duró poco tiempo. Me acordaba de mis familiares, de la casa paterna, de  Cova de Iria, Cabeço, Valinhos, del pozo... y ¿ahora dejar todo, así, de una vez para siempre? ¿Para ir no sé muy bien hacia dónde...? Dije al Sr. obispo que sí, pero ahora voy a decirle que me arrepentí y que para allí no quiero ir.»
Estaba en esa lucha, cuando fue a Cova de Iria:
«Así solícita, una vez más descendiste a la tierra, y fue entonces cuando sentí Tu mano amiga y maternal tocarme en el hombro; levanté la mirada y Te vi, eras Tú, la Madre bendita dándome la mano e indicándome el camino; Tus labios apretados y el dulce timbre de tu voz restituyó la luz y la paz en mi alma: "Aquí estoy por séptima vez, sigue el camino por donde el Señor Obispo te quiere llevar, esa es la voluntad de Dios."
Repetí entonces mi «sí», ahora bien, más consciente del que dije el día 13 de mayo de 1917 y mientras te elevabas de nuevo hacia al Cielo, como una mirada, me pasó por el espíritu toda la serie de maravillas que en aquel mismo lugar, hacía apenas cuatro años,  se me habían dado a contemplar.»
Boletim Bem-aventurados Francisco e Jacinta. Fátima: Postulação de Francisco e Jacinta Marto, janeiro-março 2006.

Aparición de Nuestra Señora

Lugar: en su habitación, en Pontevedra
Fecha: 10 de Diciembre de 1925
«Se le apareció la Santísima Virgen y, a su lado, suspenso en una nube, un Niño. La Santísima Virgen, poniéndole en el hombro la mano y mostrando, al mismo tiempo, un corazón que tenía en la otra mano, rodeado de espinas.
Al mismo tiempo, dijo el Niño:
– Ten pena del Corazón de tu Santísima Virgen que está cubierto de espinas, que los hombres ingratos en todos los momentos le clavan sin que nadie haga un acto de reparación para eliminarlos.
En seguida dijo la Santísima Virgen:
– Mira, hija mía, Mi Corazón rodeado de espinas, que los hombres ingratos a todos momentos me clavan, con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, me vienes a consolar y dí que todos aquellos que durante cinco meses, el primer sábado, se confiesen, reciban la sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los 15 misterios del Rosario con el fin de desagravarme, yo prometo asistirles, en la hora de la muerte, con todas las gracias necesarias para la salvación de esas almas.»
Carta da Irmã Lúcia, a partir de Tuy, datada de 17 de dezembro ele 1927, em Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 192.

Aparición del Niño Jesús

Lugar: en el patio, en Pontevedra
Fecha: 15 de Febrero de 1926
«El día 15-2-1926, volviendo yo allí [para vaciar un cubo de basura en el patio], como es costumbre, encontré a un niño que me parecía ser el mismo [que ya encontrara una vez más antes allí] y le pregunté entonces:
– ¿Has pedido al Niño Jesús a la Madre del Cielo?
El niño se vuelva hacía mi y me dice:
– ¿Y tú has dispersado, por el mundo, aquello que la Madre del Cielo te pidió?
Y, en esto, se transforma en un Niño resplandeciente. Conociendo, entonces, que era Jesús, dije:
– ¡Jesús mío! Tú bien sabes lo que mi confesor me dijo en la carta que te leí. Decía que era precioso que aquella visión se repitiese, que hubiese hechos para que fuese creída, y la madre Superiora, sola, propagar este hecho, nada podía.
– Es verdad que la Madre Superiora sola, nada puede; pero, con mi gracias, puede todo. Y basta que tu Confesor te de licencia, y tu Superiora lo diga, para que sea creído, hasta sin saber a quién le fue revelado.
– Pero mi Confesor decía en la carta que esta devoción no hacía falta en el mundo, porque ya había muchas almas que te recibían, los primeros sábados, en honor de Nuestra Señora y de los 15 misterios del Rosario.
– Es verdad, hija mía, que muchas almas los comienzan, pero pocas los acaban; y las que los terminan, es con el fin de recibir las gracias que ahí están prometidas; y me agradan más las que hicieron los cinco con fervor y con el fin de desagraviar al Corazón de tu Madre del Cielo, que los que hagan los 15, tibios e indiferentes...
{– ¡Jesús mío! Muchas almas tienen la dificultad de confesarse el sábado. ¡Si permitiese que la confesión de ocho días fuese válida!
– Sí. Pueden ser muchos más días, contando que estén en gracia en el primer sábado, cuando me reciban; y que en esa confesión anterior hayan hecho la intención de, con ella, desagraviar al Sagrado Corazón de María.
– ¡Jesús mío! ¿Y las que se olvidaran de formar esa intención?
– Me la  pueden formar después en otra confesión siguiente, aprovechando la primera ocasión que tuvieran para confesarse.}»
Carta da Irmã Lúcia a Mons. Pereira Lopes, seu confessor, em Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 193-194; versão completa em António Maria Martins, Cartas da Irmã Lúcia. 2.ª ed. Porto: Livraria Apostolado da Imprensa, 1979, p. 86.

 

Aparición de la Santísima Trinidad y Nuestra Señora

Lugar: en la capilla, en Tui
Fecha: 13 de Junio de 1929
«La única luz era la de la lámpara. De repente, se iluminó toda la capilla con una luz sobrenatural y sobre el altar apareció una Cruz de luz que llegaba hasta el techo.
Con una luz más clara se veía, en la parte superior de la Cruz, una cara de hombre con el cuerpo hasta la cintura, sobre el pecho una paloma también de luz, y pegado a la Cruz, el cuerpo de otro hombre. Un poco más abajo de la cintura, suspendido en el aire, se veía un cáliz y una Hostia grande, sobre la cual caían algunas gotas de sangre que corrían por los rostros del Crucificado y de una herida en el pecho.
Deslizándose por la Hostia, esas gotas caían dentro del Cáliz:
Bajo el brazo derecho de la Cruz estaba Nuestra Señora («se trataba de Nuestra Señora de Fátima con su Inmaculado Corazón … en la mano izquierda, … sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas») con su Inmaculado Corazón en la mano...
Bajo el brazo izquierdo, unas letras grandes, como si fuesen de agua cristialina que corriesen hacia lo alto del altar, formaban estas palabras: “Gracia y Misericordia”.
Comprendí que se me estaba mostrando el misterio de la Santísima Trinidad, y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido revelar.
Después Nuestra Señora me dijo:
– Llegó el momento en el que Dios pide al Santo Padre hacer, en unión con todos los obispos del mundo, la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la Justicia de Dios condena por pecados contra Mi cometidos, que vengo a pedir reparación: sacrifícate por esta intención y ora.
Di cuenta de esto a mi confesor, que me mandó escribir lo que Nuestro Señor quería que hiciese.
Más tarde, por medio de una comunicación íntima, Nuestro Señor me dijo, quejándose:
– ¡No quisieron atender mi petición!... Como el rey de Francia, arrepentirse y hacerlo, pero será tarde. Rusia tendrá ya propagados sus errores por el Mundo, provocando guerras, persecuciones a la Iglesia: el Santo Padre tendrá mucho que sufrir.»
Descrição da Irmã Lúcia ao Pe. José Bernardo Gonçalves, seu confessor, em Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 195-196; cf. António Maria Martins, Cartas da Irmã Lúcia. 2.ª ed. Porto: Livraria Apostolado da Imprensa, 1979, p. 77-78.


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