sábado, 16 de febrero de 2013

Domingo I de cuaresma (ciclo c) - Catena Aurea

Lucas 4,1-13
Mas Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto. Y allí permaneció cuarenta días, y fue tentado por el diablo. Y nada comió durante aquellos días, y concluidos, tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: "Si eres Hijo de Dios di a esta piedra que se haga pan". Y Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra de Dios".
Y le llevó el diablo a un monte elevado, y le mostró todos los reinos de la tierra en un momento de tiempo, y le dijo: "Te daré toda esta potestad y la gloria de ellos, porque a mí se me han dado y las doy a quien quiero. Si, pues, postrado delante de mí, me adorares, tuyas serán todas esas cosas". Y, respondiendo Jesús, le dijo: "Está escrito: Adorarás al Señor tu Dios, y a El solo servirás".
Y le llevó a Jerusalén y le colocó sobre el pináculo del templo, y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, arrójate de aquí abajo; porque escrito está que mandó a sus Angeles que cuiden de ti, y te guarden, y te sostengan con sus manos para que la piedra no hiera tu pie". Y, respondiendo Jesús, le dijo: "Se ha dicho: No tentarás al Señor tu Dios". Y acabada toda tentación, el diablo se retiró de El hasta el tiempo.

Teofilacto
Jesucristo es tentado después del bautismo para insinuarnos que nos aguardan tentaciones después que seamos bautizados, de donde se dice: "Mas Jesús, lleno del Espíritu Santo", etc.

San Cirilo, in Cat. graec. Patr
Había dicho Dios ( Gén 6,3): "Mi Espíritu no permanecerá en estos hombres, porque no son sino carne"; mas al punto que fuimos enriquecidos con la regeneración por el agua y el Espíritu, fuimos hechos participantes de la naturaleza divina por comunicación del Espíritu Santo. El Primogénito entre muchos hermanos recibió el Espíritu el primero, El, que es el dador del Espíritu para que por El llegase también a nosotros la gracia del Espíritu Santo.

Orígenes, in Lucam hom. 29
Cuando leas que Jesús "estaba lleno del Espíritu Santo", y veas escrito en los Hechos de los Apóstoles que los apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo, guárdate de pensar que los apóstoles sean iguales al Salvador. Del mismo modo que diciendo: estos vasos están llenos de vino o de aceite, no dices a continuación que están llenos con igual medida; así Jesús y Pablo estaban llenos del Espíritu Santo, pero el vaso de Pablo era mucho menor que el de Jesús, y no obstante estaban ambos llenos según su medida. Recibido el bautismo, el Salvador, lleno del Espíritu Santo -que había venido del cielo sobre El en forma de paloma- fue conducido por el Espíritu; porque todos los que son conducidos por el Espíritu, son hijos de Dios ( Rom 8,14.). Mas éste era propiamente Hijo de Dios, de una manera superior a todos.

Beda
A fin de que nadie dudase por qué espíritu quisieron decir los otros evangelistas que fue conducido (o empujado) al desierto, dice oportunamente San Lucas: "Y fue llevado por el Espíritu, durante cuarenta días, en el desierto", a fin de que no se creyese que el espíritu inmundo había podido algo contra Aquel, que, lleno del Espíritu Santo, obraba según su voluntad.

Griego, in Cat., graec. Patr
Si nosotros disponemos nuestra vida según nuestro arbitrio propio, ¿cómo hubiera podido El ser impelido contra su voluntad? Luego lo que se dice: "Llevado por el Espíritu", tiene esta significación: Pasó espontáneamente a una vía espiritual para dar ocasión al tentador.
 
San Basilio
No provoca al enemigo con palabras, sino que busca el desierto, y lo excita con sus obras; pues el diablo se deleita en el desierto; no puede soportar las ciudades, y le entristece la concordia de los ciudadanos.
 
San Ambrosio
Iba a propósito al desierto para provocar al diablo; pues si aquél no hubiese combatido, éste no hubiese vencido para mí, librando misteriosamente del destierro a aquel Adán que había sido expulsado del paraíso al desierto, demostrándonos con el ejemplo, que el diablo nos envidia cuando tendemos a lo mejor; y que entonces debemos estar más en guardia, para que la enfermedad de nuestra alma no pierda la gracia del misterio; de donde sigue: "Y era tentado por el diablo".
 
San Cirilo, in Cat. graec. Patr
He allí entre los combatientes Aquel que, como Dios, decide en los combates. Está entre los que reciben coronas Aquel que corona la frente de los santos.

San Gregorio, Moral. 1, 3
Sin embargo, nuestro enemigo no puede derribar con la tentación el alma del Mediador de Dios y de los hombres. Se había dignado tomar exteriormente las tentaciones de tal modo, que su alma permaneciese inquebrantablemente unida interiormente a la Divinidad.

Orígenes, in Lucam hom. 29
Jesús fue tentado por el diablo durante cuarenta días en el desierto. No sabemos cuáles fueron estas tentaciones; las que acaso fueron omitidas, porque eran más de las que podían escribirse.

San Basilio
O el Señor no fue tentado durante los cuarenta días. Conocía el diablo que ayunaba y no tenía hambre, y por eso no se atrevía a acercarse; por lo que sigue: "Y nada comió en aquellos días", etc. Ayunó para demostrarnos que el ayuno es necesario al que se quiere preparar al combate de las tentaciones.

San Ambrosio, in Lucam 1, 4 praefat
Tres cosas hay que aprovechan para la salvación del hombre: el sacramento, el desierto y el ayuno. Ninguno será coronado, si no pelea bien; y ninguno es admitido al combate de la virtud, si antes no es consagrado con el don de la gracia celestial, lavado de todas las manchas de sus delitos.

San Gregorio Nac., Orat. in sanct. lavacr.
Ayunó cuarenta días, no comiendo nada (pues era Dios). Nosotros ayunamos proporcionalmente a nuestras fuerzas, aunque el celo aconseja a algunos que pueden ir más allá.

San Basilio, in Cat. graec. Patr
Sin embargo, no debe obrarse con el cuerpo de modo que (por falta de alimento) pierda su vigor natural, o que el espíritu se abata por el exceso de debilidad. Por eso el Señor hizo esto sólo una vez, gobernando su cuerpo, durante el tiempo siguiente, con el debido orden, y lo mismo hicieron Moisés y Elías.

Crisóstomo, hom. 13, in Math
Obró prudentemente al no exceder, en el ayuno, el número de días de aquéllos, a saber, para que no se creyese que había venido aparentemente, o que no tenía verdadera carne, o que la tenía superior a la naturaleza humana.

San Ambrosio
Reconoces el número místico de cuarenta días. Recuerdas que las aguas del diluvio cayeron durante ese mismo número de días, y que después de otros tantos días, santificados por el ayuno, Dios hizo reaparecer la clemencia de un cielo más sereno. Por otros tantos días de ayuno, Moisés mereció recibir la ley, y los patriarcas en el desierto se alimentaron otros tantos años del pan de los ángeles.

San Agustín, de Cons. Evang., lib. 2, cap. 4
Este número es el símbolo de esta laboriosa vida, durante la cual, conducidos por Cristo nuestro Rey, luchamos contra el diablo. Este número significa la vida temporal. En efecto, el tiempo de los años se divide en cuatro estaciones. Además, cuarenta contiene cuatro veces diez, y estos diez consuman su número multiplicándose desde el uno al cuatro, lo cual nos muestra que el ayuno de cuarenta días (esto es, la humillación del alma) fue consagrado en la Ley y los Profetas por Moisés y Elías, y en el Evangelio por el ayuno del mismo Señor.

San Basilio
Mas como el no tener hambre es superior al hombre, tomó el Señor la pasión del hambre, sabiendo que no es pecado, y concedió, cuando quiso, a la naturaleza humana sentir y hacer lo que es de su condición, de donde sigue: "Y transcurridos aquellos días, tuvo hambre". No obligado por la necesidad que siente la naturaleza, sino como provocando al diablo al duelo. Sabiendo el diablo que allí donde hay hambre hay debilidad, se acerca para tentarlo, y como imaginador e inventor de tentaciones, aconsejaba a Cristo paciente que apagase el apetito con piedras, de donde sigue: "Díjole, pues, el diablo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan", etc.

San Ambrosio
Sabemos que el diablo emplea tres armas para herir el alma del hombre: la gula, la vanagloria y la ambición. Empieza por aquella con que había ya vencido (esto es, a Adán). Aprendamos, pues, a evitar la gula, a evitar la sensualidad, porque es dardo del diablo. Pero ¿qué quiere decir con esta frase: "Si eres Hijo de Dios", sino que sabía que el Hijo de Dios había de venir, mas no pensaba que vendría con esta enfermedad natural? Explora y tienta. Dice que le cree Dios, e intenta burlarse de un hombre.
 
Orígenes, in Lucam hom. 29
El padre a quien su hijo pide pan, no le da una piedra; mas éste (como adversario burlón y falaz) le daba por pan una piedra.

San Basilio
Le aconsejaba que apagase el apetito con piedras, esto es, quería apartar su deseo de los alimentos naturales y dirigirle hacia aquellos que son contra la naturaleza (o fuera de la naturaleza).

Orígenes, ut sup
Me parece que aun hoy el diablo muestra una piedra, y excita a decir: "Di que esta piedra se convierta en pan". Si vieres a los herejes comer la mentira de sus dogmas en vez de pan, ten entendido que sus predicaciones son la piedra que les muestra el diablo.

San Basilio, in Cat. graec. Patrum
Cristo, disipador de las tentaciones, no libra a la naturaleza del hambre (como causa de males, siendo más bien conservadora de nuestra vida), sino que conteniendo a la naturaleza dentro de sus propios límites, demuestra cuál es su alimento, por lo que sigue: "Y Jesús le respondió: Escrito está: No de sólo pan vive el hombre", etc.

Teofilacto
Como si dijese: La naturaleza humana no se sustenta sólo con pan, el Verbo de Dios basta para sustentar toda la naturaleza humana. Así fue alimentado el pueblo israelita, recogiendo maná cuarenta años ( Ex 15,15), y apresando aves ( Núm 11,32). Por disposición de Dios los cuervos procuraron alimento a Elías ( 1Re 17,6); Eliseo nutrió con hierbas silvestres a sus compañeros ( 2Re 4,9).

San Cirilo
O de otro modo, nuestro cuerpo terrestre se nutre con alimentos terrestres, mas el alma racional se vigoriza con el Verbo divino para la buena acción del espíritu.

San Gregorio Nacianceno, ubi sup. ex lambicis
Pues un cuerpo no alimenta a una naturaleza incorpórea.

San Gregorio Niceno, in Ecclesiastem, hom. 5
La virtud no se alimenta con pan, ni con carnes lo pasa bien el alma y engorda. Con otros manjares se desarrolla la vida sublime y crece. La nutrición del bueno es la castidad; el pan, la sabiduría; la comida, la justicia; la bebida, la firmeza; la delectación, la ciencia.

San Ambrosio
Ya ves de qué armas se sirve contra la tentación de la gula, para defender al hombre de las insinuaciones del espíritu maligno. No usa de su poder como Dios (¿de qué nos aprovecharía?), sino que llama a sí, como hombre, el auxilio que nos es común a todos; piensa en el alimento de las divinas enseñanzas, para olvidar el hambre del cuerpo y obtener el alimento del Verbo; pues el que sigue al Verbo, no puede desear el pan terreno, porque las cosas divinas están muy por encima de las cosas humanas. Cuando dijo: "El hombre no vive sólo de pan", demostró que su humanidad sola fue tentada, esto es, lo que tomó de nosotros, no su divinidad.

Teofilacto
El enemigo había tentado primeramente a Jesús por la gula, como a Adán; después lo tentó por codicia, o por avaricia, mostrándole todos los reinos del mundo, por lo que sigue: "El diablo lo condujo", etc.

San Gregorio, hom. 6, in Evang
¿Qué extraño es que le permitiese conducirle a un monte, cuando sufrió que lo crucificasen los suyos?

Teofilacto
Mas ¿cómo le mostró todos los reinos de la tierra? Algunos dicen que se los mostró en la mente; pero yo digo que se los hizo aparecer de una manera sensible y fantástica.

Tito Bostrense, in Cat. graec. Patr
O describió el orbe con palabras, y se lo representó a su pensamiento como cierta casa, según le parecía.

San Ambrosio
Se muestran bien en un momento de tiempo los reinos seculares y terrenos, porque así se expresa la fragilidad pasajera del poder, más rápida que una mirada. Pues todas las cosas pasan así en un momento, y con frecuencia la gloria del mundo desaparece más pronto que viene.
Continúa: "Y le dice: Te daré toda esta potestad".

Tito Bostrense, ut sup
Mintió en ambas cosas: ni la tenía, ni podía dar aquello de que carecía. De nadie tiene potestad, sólo es adversario abandonado al combate.

San Ambrosio
Léese en otra parte: "Toda potestad viene de Dios" ( Rom 13,1). Así la ordenación de las potestades viene de Dios; la ambición de la potestad, del mal; y no es que la potestad sea mala, sino que lo es el que usa mal de la potestad. ¡Cómo! ¿Es bueno usar de la potestad y buscar la gloria? Sí, cuando se recibe, no cuando se usurpa. Distingue, sin embargo, este mismo bien: el uno es bueno en el mundo, el otro en el servicio de la perfecta virtud. Bueno es buscar a Dios, bueno es no impedir con ocupaciones el deseo de conocer la divinidad. Mas si aquel que busca a Dios es tentado muchas veces por la fragilidad de la carne y la ignorancia del espíritu, ¿cuánto más lo será el que busca el mundo y se expone a la tentación? Aprendamos, pues, a despreciar la ambición, que está sujeta al poder del diablo.

Tito Bostrense
Por otra parte, el favor público tiene en sí mismo peligros. Sirve primero para dominar a los otros; se encorva servilmente para recibir honor y cuando quiere ser más grande, se hace más vil con fingida humildad, de donde añade: "Si me adorares", etc.

San Cirilo, in Cat. graec
¿Cómo tú, cuya suerte es una llama inextinguible, prometes al Señor de todas las cosas lo que es suyo? ¿Pensaste recibir culto (o adoración) del que todo lo hace temblar de miedo?

Orígenes, in Lucam hom. 30
O en otro sentido diferente. Son dos reyes que quieren reinar a porfía: el diablo, rey del pecado, sobre los pecadores; y Cristo, rey de la justicia, sobre los justos. El diablo, sabiendo que Cristo ha venido para quitarle su reino, le muestra todos los reinos del mundo. No el reino de los medos o el de los persas, sino su reino. Y como él reina en el mundo -esto es, como los unos son gobernados por la fornicación, los otros por la avaricia- le hace ver en un momento, esto es, en la duración del tiempo presente, qué es lo que obtiene, y lo pone en paralelo con la eternidad. No necesitaba el Salvador que le mostrase por más tiempo el estado de este mundo, sino que apenas levantó los ojos para contemplarlo, vio el reino del pecado y los que eran gobernados por los vicios. Entonces el diablo le dijo: ¿Viniste a disputarme el imperio? Adórame y toma el reino que tengo. Mas el Señor quiere reinar; pero con la justicia, sin pecado. Quiere que las naciones le estén sometidas, para que sirvan a la verdad. No quiere reinar sobre los otros, de modo que el diablo reine sobre El, de donde se sigue: "Jesús le respondió: Está escrito: Adorarás al Señor tu Dios", etc.

Beda
El diablo, diciendo al Salvador: "Si postrándote me adoras", oye, por el contrario, que él mismo debe más bien adorarle como su Señor y su Dios.
 
San Cirilo, in Thesauro
¿Cómo puede ser adorado si, según los herejes, es hijo de criatura? ¿Qué crimen se imputaría a aquellos que sirvieran a la criatura y no al Creador, si adoramos al Hijo (simple criatura según ellos), como a Dios?

Orígenes, ut sup
O de otro modo, quiero (dice) que todos estos me sean sometidos, para que adoren al Señor Dios, y sólo a El sirvan. Tú quieres que dé el ejemplo del pecado, Yo, que he venido a destruirlo.

San Cirilo, in Cat. graec
Este mandato le tocó en lo más íntimo. Antes de su venida, el demonio había sido adorado en todas partes, mas la ley divina, arrojándolo del dominio usurpado, estableció la adoración de sólo Aquel que es Dios por naturaleza.
 
Beda
Se preguntará cómo ese precepto (de servir sólo a Dios) puede conciliarse con las palabras del Apóstol, que dice: "Tened un culto de caridad los unos para los otros" ( Gál 5,13); pero en el griego dulía douleia significa un culto común -esto es, tributado ya a Dios, ya al hombre-; latría latreia se llama el culto que es debido a la divinidad. Por lo tanto, por la caridad somos exhortados a servirnos los unos a los otros, lo que en griego se llama douleuein y somos exhortados a servir sólo a Dios, lo que en griego se llama latreuein: por lo que se dice: "Y a El solo servirás", que se dice en griego latreuei.

San Ambrosio
Sigue el dardo de la jactancia con el que se precipita en la pendiente, porque cuando los hombres quieren enorgullecerse con la gloria de su virtud, caen al punto del rango y grado de sus méritos, por lo quese dice: "Y le llevó a Jerusalén", etc.

Orígenes, in Lucam hom. 31
Seguía tranquilo como un atleta, marchando espontáneamente a la tentación, y diciendo de algún modo: "Condúceme a donde quieras, y me hallarás más fuerte en todas partes".

San Ambrosio
Es propio de la jactancia que todo el que quiera elevarse usurpando funciones más altas, caiga en la degradación, de donde sigue: "Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, arrójate de aquí abajo", etc.

San Atanasio, in Cat. graec. Patr
El diablo no entabló combate contra la Divinidad (no se atrevía. Por eso le decía: Si eres Hijo de Dios), pero lo entabló contra el hombre, a quien en otro tiempo había podido seducir.

San Ambrosio
Verdaderamente que ésta es voz diabólica, que así tiende a precipitar al hombre de la altura de sus méritos, al mismo tiempo que nos revela su enfermedad y su malicia; porque a ninguno puede dañar, si él no se precipita. Pues el que prefiere las cosas de la tierra a las del cielo, cae en cierto precipicio voluntario con peligro de la vida. Cuando el diablo, que había sujetado a todos los hombres a su propia potestad, vio su arma roma, empezó a juzgarle más que hombre. Se trasfigura a veces Satanás en ángel de luz, y se sirve de las Sagradas Escrituras para preparar emboscadas a los fieles, de donde sigue: "Está pues, escrito", etc.

Orígenes, ut sup
¿Como sabes tú, diablo, que eso está escrito? ¿Acaso leíste los profetas y los divinos oráculos? Sí que los leíste, no para hacerte mejor con su lectura, sino para matar con la simple letra a los que de la letra son amigos. Sabes que no podrías engañar si hablaras de otro modo que esos libros sagrados.

San Ambrosio
Luego no te dejes sorprender de los herejes, que pueden citar algunos testimonios de las Escrituras; pues también el diablo se sirve de testimonios de las Escrituras, no para enseñar, sino para engañar.

Orígenes, ut sup
Observa que hasta en la cita de los testimonios es tergiversador. Quiere disminuir la gloria del Salvador como si necesitase el auxilio de los ángeles, lastimándose el pie, si no lo levantasen con las manos. Este testimonio no se escribió de Cristo, sino de los santos en general. Ni él necesita del auxilio de los ángeles, porque es mayor que ellos. Aprenda más bien, diablo, que los mismos ángeles se harían daño en el pie, si Dios no los ayudase, y así es como tú mismo te hiciste daño, porque no quisiste creer en Jesucristo, Hijo de Dios. ¿Por qué callas lo que sigue: "Y marcharás sobre el áspid y el basilisco", sino porque tú eres el basilisco, tú el dragón, tú el león"? ( Sal 90,13).

San Ambrosio
Mas el Señor, para demostrar que lo que había predicho El no se cumplía por la voluntad del diablo, sino guardado por autoridad de su propia divinidad, sale al encuentro de la malicia del diablo, para vencerlo con testimonios de las Escrituras, por lo mismo que le había citado uno de ellos, de donde sigue: "Y respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor", etc.

Crisóstomo, in Cat. graec. Patr., ex hom. ad Hebr
Diabólico es arrojarse a los peligros y tentar si libra Dios de ellos.

San Cirilo, in Cat graec
Dios da su auxilio a los que creen en El, no a los que lo tientan, por eso Jesucristo no mostraba milagros a los que lo tentaban, sino que les decía ( Mt 12,39): "Esta mala raza pide un signo, y no se le dará".

Crisóstomo, in Cat. graec. Patr. ex hom. in Math
Mira cómo el Señor no se turbó, sino que disputa humildemente con el inicuo acerca de las Escrituras, para que te conformes con Cristo en lo que puedas. Conoce el diablo las armas con las que le venció Jesucristo; con la mansedumbre luchó, con la humildad le venció. Tú también cuando vieres a un hombre, hecho un diablo, venir contra ti, lo vencerás del mismo modo. Que tu alma aprenda a conformar sus palabras con las de Jesucristo; porque del mismo modo que el juez romano, sentado en su tribunal, no escucha la respuesta del que no sabe hablar como él, tampoco Jesucristo te escuchará ni asistirá si no hablas como El.

San Gregorio Niceno
El que pelea con valor, llega al término de sus combates, o porque el adversario cede espontáneamente al vencedor, o porque a la tercera derrota deponga las armas, según las leyes de la guerra. Por lo que sigue: "Concluidas las tentaciones, se retiró", etc.

San Ambrosio
No hubiese dicho la Sagrada Escritura: "Concluida toda tentación", si en las tres precedentes no estuviese la materia de todos los delitos, porque las causas de las tentaciones son causas de los apetitos, a saber, el deleite de la carne, la esperanza de la gloria, la codicia del poder.

San Atanasio
Habíase acercado a El el enemigo, como a un hombre; mas no hallando en El los signos de su antiguo veneno, se retiró.

San Ambrosio
Ves como el diablo no es pertinaz en su propósito, sino que cede a la verdadera virtud; y si no cesa de aborrecer, teme insistir, porque rehusa ser vencido frecuentemente. Y así, oído el nombre de Dios, se retiró (dice) hasta el tiempo en el que no vendría a tentar, sino a combatir abiertamente.
 
Teofilacto
O porque lo había tentado en el desierto acerca de la voluntad, se retiró de El hasta el tiempo de la cruz, en el que le tentaría con tristeza.

Máximo, in Cat. graec. Patr
O porque el diablo, en el desierto, había sugerido a Cristo preferir la materia del mundo al divino amor, y el Señor le mandó retirarse (lo cual era indicio de divino amor); así después trató de hacerle violar el amor al prójimo, y por eso provocaba a los fariseos y escribas para que le tendiesen asechanzas, mientras los instruía, a fin de inclinarle a aborrecerlos; mas el Señor, en virtud del amor que les tenía, les advertía, los reprendía y no cesaba de hacerles bien.

San Agustín, De cons. Evang., lib. 2, cap. 16
San Mateo cuenta todo esto igualmente, pero no con el mismo orden, de donde resulta incierto qué es lo primero que se hizo, si se le mostraron primero los reinos de la tierra y después fue llevado al pináculo del templo, o si esto aconteció antes y aquello después. Nada importa esto, toda vez que es manifiesto que ambas cosas sucedieron.

Maximus, ut sup
Por esto, pues, uno de los evangelistas antepone ésta y el otro aquélla, porque la vanagloria y la avaricia se engendran mutuamente.

Orígenes, in Lucam homil. 29
Mas San Juan, que había empezado desde Dios, diciendo: "En el principio era el Verbo" ( Jn 1,1), no describió la tentación del Señor, porque Dios, de quien quería hablar especialmente, no puede ser tentado. Por el contrario, los Evangelios de San Mateo y San Lucas tratan especialmente de la generación humana, y San Marcos de la humanidad, que puede ser tentada; por eso San Mateo, San Lucas y San Marcos describieron la tentación del Señor.


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