viernes, 8 de junio de 2012

Corpus Chirsti (b) Catena Aurea

Marcos 14, 12-16. 22-26

El primer día, pues, de los ázimos, en que sacrificaban el cordero pascual, dícenle los discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de la Pascua?" Y Jesús envió a Jerusalén a dos de ellos, diciéndoles: "Id a la ciudad y encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua: seguidle, y en donde quiera que entrare, decid al amo de la casa: El Maestro os envía a decir: ¿Dónde está la sala en que he de celebrar la cena de la Pascua con mis discípulos? Y él os mostrará una pieza de comer grande, bien moblada: preparadnos allí lo necesario". Fueron, pues, los discípulos, y llegando a la ciudad hallaron todo lo que les había dicho, y dispusieron las cosas para la Pascua. (vv. 12-16)

San Crisóstomo, in serm. de Pass. vel de prodit. Judae, ut sup
Mientras Judas trataba de la traición, otros discípulos se ocupaban solícitos en la preparación de la Pascua. "El primer día, pues, de los ázimos", etc.

Beda, in Marcum 4, 43
El día de los ázimos era el catorce del primer mes, en cuyas vísperas, arrojada la levadura, acostumbraban inmolar el cordero para celebrar la Pascua. Esto es lo que expone el Apóstol diciendo: "Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado" ( 1Cor 5,7). Aunque fue crucificado al día siguiente, esto es, el quince de la luna, sin embargo, en la noche en la que se sacrificaba al cordero, consagró el principio de su sacrificio, es decir, de su pasión, entregándose a sus discípulos en los misterios de su cuerpo y su sangre. Esa fue la misma noche en la que se apoderaron de El los judíos y le ataron.

Pseudo - Jerónimo
Los panes ázimos, que se comían con amargura, es decir, con hiebas silvestres, significan nuestra redención, porque amarga fue la pasión del Señor.

Teofilacto
En estas palabras de los discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos?" se ve manifiestamente que no tenía Cristo casa propia, ni tampoco sus discípulos; puesto que de tenerla alguno, a ella le hubiera llevado.

Pseudo - Jerónimo
Dicen también: "¿Dónde quieres que vayamos?", para que dirijamos nuestros pasos conforme al plan de Dios. El Señor les indica con quién ha de comer la Pascua, y según su costumbre, manda a dos, como dejamos dicho. "Y Jesús envió a dos de ellos, diciéndoles: Id a la ciudad".

Teofilacto
San Lucas dice que manda a dos de sus discípulos, a Pedro y a Juan, a buscar a un hombre desconocido. De este modo hace ver que de haberlo querido no hubiera padecido, porque si pudo hacer que aquel desconocido recibiese a sus discípulos, ¿qué cosa no podría haber hecho? Al mismo tiempo les da señas para que encuentren la casa, diciéndoles: "Id y encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua".

San Agustín, De consensu Evangelistarum 2, 80
San Marcos dice cántaro y San Lucas ánfora. El primero designó la especie del vaso y el último su forma, diciendo ambos igualmente la verdad.

Beda, in Marcum 4, 43
La prueba de que la presencia de la Divinidad estaba en El es que mientras hablaba con sus discípulos, sabía lo que pasaba en otra parte. "Fueron, pues, los discípulos, y dispusieron las cosas para la Pascua".

San Juan Crisóstomo, in serm. de Pass
No nuestra Pascua, sino de momento, la de los judíos, porque, en cuanto a la nuestra, no sólo la instituyó, sino que fue El mismo esta Pascua. Pero ¿por qué la celebró? Porque, habiendo venido bajo la ley, había de redimir ( Gál 4,5) a los que estaban bajo ella, haciendo así que cesara la ley. Y para que nadie diga que no pudo cumplirla por lo ardua y difícil que era, la cumplió antes El mismo, y así la hizo cesar.

Pseudo - Jerónimo
En sentido místico, la ciudad es la Iglesia, rodeada del muro de la fe. El hombre que sale al encuentro es el pueblo primero, y el cántaro de agua la ley de la letra.

Beda, in Marcum 4, 43
O bien, el agua es el baño de la gracia, y el cántaro significa la fragilidad de aquéllos por quienes la misma gracia había de ser mostrada al mundo.

Teofilacto
Lleva el cántaro de agua el que acaba de ser bautizado, porque el que ya lo está viene al descanso, según la razón, y goza de él como en su propia casa. Por lo que añade: "Seguidle".

Pseudo - Jerónimo
Es a saber, a aquél que conduce a las alturas, en donde Cristo mismo es el alimento. El dueño de la casa es el Apóstol San Pedro, a quien confió el Señor su casa, a fin de que no haya más que una fe bajo un solo pastor. La pieza de comer grande es la gran Iglesia, en donde se repite el nombre del Señor, con los diversos adornos de las virtudes y las lenguas.

Beda, in Marcum 4, 43
O bien: esta gran pieza de comer es la ley en el sentido espiritual, la que, saliendo de la estrechez de la letra, recibe al Salvador en el lugar más alto, esto es, en el espíritu. Se omiten con intención los nombres del que llevaba el cántaro de agua, o del dueño de la casa, para significar que se concede a todos los que lo deseen la facultad de celebrar la verdadera Pascua, esto es, de sumergirse en los sacramentos de Cristo y de procurar recibirle en el albergue de su espíritu.

Teofilacto
O bien: el dueño de la casa es el entendimiento, que es el que hace ver un gran cenáculo en la elevación de los pensamientos. Y aunque es alto, no tiene nada de vanagloria y soberbia, sino que se rebaja y se allana por la humildad. Allí, pues, es decir, en el espíritu, es donde se prepara a Cristo para la Pascua por San Pedro y San Juan, o mediante la acción y la contemplación.

Durante la mesa, tomó Jesús pan, y bendiciéndole, le partió y diósele, y les dijo: "Tomad, éste es mi cuerpo". Y cogiendo el cáliz, dando gracias, se lo alargó y bebieron todos de él, y al dársele, díjoles: "Esta es la sangre mía, el sello del nuevo Testamento, la cual será derramada por muchos. En verdad os digo, que de hoy más no beberé de este fruto de la vid, hasta el día en que le beba nuevo en el reino de Dios". (vv. 22-26)

Beda, in Marcum 4, 43
Terminadas las ceremonias de la antigua Pascua, pasó a la nueva, es decir, sustituyó la carne y sangre del cordero con el sacramento de su cuerpo y sangre. "Durante la mesa, tomó Jesús pan", etc., para mostrar que El era el mismo a quien el Señor había hecho este juramento: "Tú eres Sacerdote sempiterno, según el orden de Melquisedec" ( Sal 109,4).
"Y bendiciéndole, le partió".

Teofilacto
Esto es, le partió dando gracias; lo que hacemos nosotros, añadiendo algunas oraciones.

Beda, in Marcum 4, 43
Partió el pan que dio a sus discípulos para manifestar que la fracción de su cuerpo había de ser por su voluntad o su cuidado, y le bendijo porque había llenado la naturaleza humana, que había tomado para padecer, de una virtud divina con su Padre y el Espíritu Santo. Bendijo y partió el pan, porque se dignó librar de la muerte la humanidad que había asumido, a fin de hacer ver que en El existía el poder de la inmortalidad divina, y que resucitaría rápidamente a esta humanidad.
"Y diósele y les dijo: Tomad, éste es mi cuerpo".

Teofilacto
A saber, éste que os doy ahora, y que ahora tomáis vosotros. Porque el pan, no solamente es figura del cuerpo de Cristo, sino que se convierte en este mismo cuerpo, según ha dicho el Señor: "El pan que yo os daré es mi misma carne" ( Jn 6,51), pero no vemos la carne de Cristo a causa de nuestra enfermedad. El pan y el vino son alimento al que estamos acostumbrados, y si viésemos la carne y la sangre, no podríamos tomarlos. Por esto el Señor, acomodándose a nuestra enfermedad, conserva las especies del pan y del vino, pero los convierte en la realidad de su carne y su sangre.

San Crisóstomo, in serm. De Pass
Y todavía hoy está allí Cristo, quien adornó aquella mesa, y consagra también ésta, porque no es el hombre quien convierte estas ofrendas en el cuerpo y sangre de Cristo, sino el mismo Cristo que fue crucificado por nosotros. De los labios del presbítero salen las palabras, pero son el poder y la gracia de Dios los que las consagran. Las palabras: "Este es mi cuerpo", son las que consagran las ofrendas, y como aquella voz que dice: "Creced y multiplicaos, y llenad la tierra" ( Gén 1,22), fue dicha una sola vez y no obstante, produce su efecto en todo tiempo para la generación en toda la naturaleza, así igualmente esta voz pronunciada una vez presta firmeza al sacrificio en todos los altares de la Iglesia hasta hoy y hasta la venida de Cristo.

Pseudo - Jerónimo
En sentido místico, trasfiguraba el Señor en pan su cuerpo, que es la Iglesia actual. Este se recibe en la fe, se bendice en el número de sus miembros, se parte en las pasiones, se da en el ejemplo, se toma en la enseñanza; y se convierte en su sangre en el cáliz en la mezcla del agua y del vino, para que con uno lavemos nuestras culpas y con otro nos redimamos de la pena. Con la sangre del cordero se protegen las casas de la persecución del ángel y el agua del mar Rojo destruye a lo enemigos: misterios ambos de la Iglesia actual. "Y cogiendo el cáliz, dando gracias, se lo alargó". Porque Dios nos ha salvado por su gracia, y no por nuestros méritos.

San Gregorio Magno, Moralium 2, 37
Al aproximarse la pasión, da gracias después de tomar el pan. Dio, pues, gracias El que recibió el azote de la iniquidad ajena, y El que jamás hizo nada digno de castigo, bendice lleno de humildad en la pasión. De este modo nos enseña lo que cada cual debe hacer en castigo de sus propias culpas, soportando con tranquilidad el castigo de las ajenas. Del mismo modo, dando gracias en su pasión al Padre, a quien era igual, nos muestra lo que debe hacer el siervo cuando es corregido.

Beda, in Marcum 4, 43
Y como debemos permanecer nosotros en Cristo, y Cristo en nosotros, se mezcla con agua el vino del cáliz del Señor: siendo las aguas, según San Juan ( Ap 17,15), los pueblos. Y nadie debe ofrecer agua sola, ni vino solo, para que no signifique tal ofrenda la separación de la cabeza y de los miembros, o que Cristo haya podido padecer sin el amor de nuestra redención, o que nosotros sin su pasión podemos salvarnos o ser ofrecidos a Dios.
"Y bebieron todos de él".

Pseudo - Jerónimo
¡Feliz embriaguez! ¡Saciedad saludable! Que cuanto más abundante, más sobriedad se digna dar al hombre.

Teofilacto
Algunos dicen que Judas no fue partícipe de los misterios, sino que salió antes de que el Señor los diera a los discípulos; otros dicen que le dio de ellos.

San Juan Crisóstomo, in serm. De Pass
Cristo ofrecía su sangre al que le vendió, para que alcanzase el perdón de sus pecados, si impío no hubiera persistido en ellos.

Pseudo - Jerónimo
Bebe Judas y no queda satisfecho, ni puede apagar la sed del fuego eterno, porque recibe indignamente los misterios de Cristo. Su sacrificio no purifica a los que un insensato pensamiento conduce al pecado, y se enlodan en las heces de la crueldad.

San Crisóstomo, in serm. De Pass
Que ninguno sea Judas en la mesa del Señor. Este sacrificio es un alimento espiritual; porque, así como hace daño el alimento corporal en un estómago ocupado por humores contrarios, así también sucede con el alimento espiritual, que, si encuentra a uno manchado de malignidad, causa su pérdida, no por la naturaleza del alimento, sino por el vicio del que le recibe. Que el alma sea, pues, pura en todos y puro el pensamiento, porque puro es este sacrificio. "Y al dársela, díjoles: Esta es la sangre mía, del nuevo testamento".

Beda, in Marcum 4, 43
A diferencia de la antigua alianza, que era consagrada con la sangre del macho cabrío y del becerro, diciendo el legislador durante la aspersión ( Ex 24,8). "Esta es la sangre del testamento que os mandó Dios". Y continúa: "la cual será derramada por muchos".

Pseudo - Jerónimo
Porque no a todos purifica.
"En verdad os digo que de hoy más no beberé".

Teofilacto
Es como si dijese: No beberé de este vino hasta la resurrección, porque llama su reino a la resurrección, puesto que entonces reinará contra la muerte. Pero después de la resurrección bebió y comió con los discípulos, manifestando así que era el mismo que había padecido. El vino que bebió entonces era nuevo, porque le bebió de nuevo y de diferente modo, no teniendo ya un cuerpo sensible que necesitara alimento, sino un cuerpo inmortal. He aquí cómo debe entenderse este pasaje: la viña es el Señor, el fruto los misterios y las inteligencias ocultas que concede Aquél que da la ciencia al hombre ( Sal 92). En el reino de Dios, es decir, en el futuro siglo, beberá con sus discípulos los misterios y la sabiduría, enseñándonos y revelándonos cosas nuevas que tiene ahora ocultas.

Beda, in Marcum 4, 43
O de otro modo: Isaías afirma que la vid o la viña del Señor es la sinagoga, diciendo: "La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel" ( Is 5,7). Fue, pues, al ir a la pasión cuando dijo el Señor: "De hoy más no beberé de este fruto de la vid". Es como si dijera: No me deleitaré ya con las carnales ceremonias de la sinagoga, entre las que tienen el primer lugar las sagradas del cordero pascual: porque llega el tiempo de mi resurrección, llega aquel día en que, colocado en el reino de Dios, esto es, elevado a la gloria de la vida inmortal, me inundaré de gozo con vosotros por la salvación del mismo pueblo regenerado en la fuente de la gracia espiritual.

Pseudo - Jerónimo
Es de considerar que el Señor cambia aquí tan sólo el sacrificio, pero no su momento, a fin de que nunca celebremos la cena del Señor antes del día décimocuarto de la luna. El que celebra la resurrección el día décimocuarto, deberá celebrar la cena el undécimo; lo que nunca se ha hecho en el antiguo ni en el nuevo Testamento.

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